Cada espiral representa una dimensión fundamental de nuestro mandato popular. Se entrelazan como una danza cósmica que teje el futuro desde la memoria, construyendo poder popular desde abajo.
Como los círculos que se expanden en el agua cuando cae una gota, cada espiral del mandato genera ondas que tocan y transforman todos los aspectos de la vida comunitaria.
"Por la raíz que nos habita, por la palabra que es memoria"
"Somos la base. Desde abajo en la unión somos la construcción del mañana"
"Florecer desde los bordes, construir desde nuestras orillas"
"Tierra viva, raíz común"
"Las niñeces siembran futuro"
Las espirales no existen aisladas. Se nutren mutuamente, creando un ecosistema de transformación donde cada acción en una dimensión fortalece y potencia las demás.
Los saberes ancestrales nutren las estrategias de organización popular, mientras que las luchas actuales renuevan y actualizan la memoria colectiva.
La diversidad de cuerpos y experiencias se refleja en la biodiversidad territorial. Cuidar la tierra es cuidar las diferencias.
Las niñeces aprenden de la memoria ancestral mientras siembran las semillas del futuro. La educación del cuidado perpetúa los saberes.
La organización popular defiende el territorio, mientras que la conexión con la tierra fortalece la resistencia y la identidad colectiva.
La diversidad sexual y de género enriquece la educación de las niñeces, construyendo un futuro más inclusivo desde la base.
Todas las espirales se alimentan mutuamente en un ciclo infinito de transformación, donde el todo es mayor que la suma de las partes.